Buenas y santas, final de febrero semana nueve del año, nos comimos ya, jodiendo, jodiendo dos meses de este 2024, nos quedan diez meses así que a no aflojar.  Todos recalculando el GPS de la billetera, de lo que se gasta, de lo que no se gasta. Dos meses que arrancaron con mucha información, de mucho movimiento para el análisis, para ver por dónde pasan las cosas. Es que para tomar buenas decisiones, se precisa buena información, pero ¿Dónde está la información? ¿De dónde me agarro para encontrar buena información? 

Fin de semana de clásicos: River, Boca; San Lorenzo, Huracán; Independiente, Racing;  en Córdoba Belgrano y Talleres; también en Rosario Newell's con Central; en La Plata Gimnasia y Estudiantes. Todos el mismo fin de semana, estará bien? Será así, si así lo decide la AFA. Lo que sí se volvió un clásico es jugar a cancha llena. El fútbol argentino se juega con localidades agotadas desde hace un año Experiencias únicas y precios accesibles de los abonos para socios dicen que son algunos de los factores del fenómeno que llevó durante el 2023 a 12 millones de asistentes a las canchas. El dinero ahí parece no faltar.

¿Hay plata o no hay plata? ¿Dónde va el dinero? Los índices de inflación no repercuten en el fútbol como en otros lugares. Por lo menos en los supermercados. Las subas de precios aceleran los cambios de hábitos. Se compra por unidad, se buscan marcas más económicas y se guarda menos. Antes a lo mejor ibas y decías: “ay, mirá que ofertón, la compro y me stockeo 6 paquetes de yerba”. Hoy no hay ningún ofertón y se acabaron las compras grandes. Son las nuevas estrategias de los hogares. Así lo dice, Señales de estanflación, un trabajo de Alfredo Sainz para La Nación.

Pero ¿Dónde está el dinero? Alguien se lo debe estar guardando, porque de hecho, no hay plata, y tanto no hay que para garantizar que haya efectivo, en marzo hay que importar billetes de China, Brasil y España. Los equipos del Banco Central y la Casa de la Moneda trabajan contrarreloj para encontrar alternativas de pago a los proveedores del exterior porque necesitamos billetes de 1000 y de 2000. No muchos, unos 450 millones de billetes. Por lo menos que alcancen hasta que salga el de $20.000. Imagínense cargar los cajeros con este nivel de inflación, los billetes por supuesto no alcanzan. El bolsillo tampoco.

Y el que tiene un mango, lo guarda y lo pone en un plazo fijo, uno de esos en UVA, como el de los créditos, que ajustan al ritmo de la inflación más uno. Por eso se triplicaron los plazos fijos en estos primeros dos meses convirtiéndose en la inversión que abrió una grieta entre bancos y clientes, y que las entidades buscan desalentar poniendo topes de entrada, o escondiendo directamente la opción de las aplicaciones haciéndola prácticamente imposible. No vaya a ser que el plazo fijo te haga ganar plata a vos y no al Banco.

Los que sí corren al ritmo de la inflación son los ajustes de los alquileres, que dicho sea de paso la justicia rechazó el pedido de inconstitucionalidad del DNU que derogó la ley de alquileres por lo que sigue vigente la libertad entre las partes para regular su propia relación entre inquilino y propietario.

Mientras tanto, la venta de propiedades arrancó el año con el mejor enero desde el 2019 con una cantidad total de 1882 escrituras de compraventa de acuerdo con el informe que elabora mensualmente el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires.

Como las brujas, que no existen, Plata no hay, pero que la hay, la hay.